Si seguimos esta fantasmagórica ruta hacia la ciudad de Aberdeen, tendremos que parar en el castillo de Fyvie.
Mitad fortaleza, mitad residencia solariega, este castillo está
habitado por varios espectros, el más famoso de ellos es el de una dama
verde que, al parecer, vuela por los pasillos.
Continuamos hacia el norte, concretamente hasta la localidad de Fraserburgh, donde nos encontramos con la torre Wine,
erigida en el siglo XVI. Según cuenta la leyenda, un terrateniente de
la comarca encerró en ella a su hija porque se enamoró de un gaitero.
Ella no pudo soportar no ver a su amado y terminó suicidándose. Aquel
trágico desenlace provocó que aún hoy, las noches de tormenta, se pueda
escuchar música del fantasma del gaitero.
Y de Fraserburgh partimos en busca del que seguramente sea el
monstruo más famoso del mundo: ‘Nessie’ esa gigantesca criatura marina
que habita el lago Ness. Y nada mejor que el castillo de Urquhart ya que, además de tratarse de una joya arquitectónica, desde sus murallas se puede divisar la zona más profunda del lago.
Ya en plenas Tierras Altas escocesas, puede disfrutar de la solitaria playa de Sandwood,
una de las más bellas del litoral noroccidental y a la que sólo puede
accederse a pie. Es ideal para dar un tranquilo paseo, pero tengan
cuidado con el fantasma del viejo marinero y la sirena que, según
cuentan, transitan por allí.
De vuelta no podemos dejar de parar en las ruinas del castillo de Ardvreck,
una antigua fortaleza habitada por el fantasma lloriqueante de la hija
del jefe de uno de los clanes escoceses con más tradición, el Macleod,
que intentó casarla con el mismísimo diablo. Allí, entre sus históricas
piedras y los verdes prados escoceses, concluye nuestro viaje en el que,
con toda seguridad, nos lo habremos pasado 'de miedo'.
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| La famosa Royal Mile de Edimburgo esconde en sus bajos oscuros callejones. |
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| Tenebroso atardecer en la playa de Sandwood, en las Tierras Altas escocesas. |
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La tradición celta es la responsable de que las tierras escocesas
estén pobladas de leyendas sobre criaturas místicas y fantásticas.
Hadas, monstruos y fantasmas forman parte de la cultura popular y se
esconden en los históricos edificios escoceses. Así que, si no es
supersticioso y le gustan las emociones fuertes, en Escocia encontrará
una vacaciones ‘sobrenaturales’.
Empezamos el recorrido cerca de la ciudad escocesa de Glasgow, en Ayrshire, donde se encuentra el castillo Culzean.
Cuenta la leyenda que, por sus corredores y estancias, puede verse el
fantasma de un gaitero que deleita a los huéspedes con su música. Dicen
que su debut como espectro ocurrió durante la celebración de la boda de
una hija del clan Kennedy (una familia maldita para muchos), que durante
algún tiempo fue propietario del castillo.
A doce millas al sur de Edimburgo se levanta el castillo Borthwick,
toda una fortaleza medieval habitada, nada menos, que por la Reina
María de Escocia, que acostumbra a pasear por el castillo disfrazada de
chico, tal y como tuviera que hacer un día para escapar del castillo.
Acercándonos más a Edimburgo, es imprescindible conocer la capilla Rosslyn,
una misteriosa iglesia de origen medieval. Son muchas y variadas las
teorías que circulan en torno a sus famosas esculturas de piedra, que
están consideradas representaciones simbólicas de los textos del Antiguo
Testamento, los misterios de la Orden de Los Caballeros Templarios o la
masonería. Incluso se ha llegado a decir que en ella se encuentra el
Santo Grial, tan famoso, sobre todo, tras el éxito del Código da Vinci.
Ya en Edimburgo, es obligado visitar la Royal Mile, en cuyos bajos existe un tenebroso callejón del que cuentan que está poblado por toda clase de espíritus. |
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