Venecia mágica
Sin duda, no hay ninguna ciudad en el mundo, y en
concreto, ninguna calle o avenida comparable con el Gran Canal
Veneciano. Las fachadas de sus majestuosos palacios deslumbran y abruman
a turistas y visitantes, sea cual sea su procedencia. Para los amantes
de lo misterioso, las callejuelas y recovecos de esta mágica ciudad son
un paraíso que explota ante sus ojos a cada paso y a cada mirada.
Cientos de antiguas leyendas se adhieren a las paredes desvencijadas que
durante cientos de años, han sido testigo mudo de los más increíbles
sucesos. Conspiraciones, asesinatos, guerras, terribles plagas como la
peste negra…
Si uno pasea de noche por aquellas calles, no puede
evitar estremecerse al ver un gato negro cruzando el puente del diablo,
o al escuchar pasos cercanos mientras cruza presuroso por el callejón
de los asesinos.
Los edificios oscuros, muchos presa del abandono
por sus costosas rehabilitaciones y mantenimiento, tan solo son ruinas
húmedas y corroídas donde las ratas juegan al escondite con los
fantasmas de antiguos nobles del pasado.
Y de entre todos los palacios, Ca´Dario es, con su
torre ligeramente inclinada y su fachada de mármol blanco, el más
legendario de todos.
Ca’ Dario es un lugar maldito cuyos propietarios, desde el primero en
1487 hasta el último en 1993, han muerto de modo violento uno tras otro
después de adquirir el inmueble, en un reguero de sangre que se
prolonga hasta nuestros días. En sus cinco siglos de existencia se
pueden contar con los dedos de una mano los dueños de ese palacio que
han conseguido burlar a la maldición que pesa sobre ella y que han
fallecido de muerte natural. Con razón los venecianos llaman a Ca’ Dario
la casa que mata.
.
Con esa fama a sus espaldas, y después de que su último propietario,
el magnate italiano Raul Gardini se suicidara de un disparo en la sien
en pleno escándalo de los procesos de corrupción de Manos Limpias, no es
de extrañar que el fastuoso palacete renacentista llevara 10 años
completamente abandonado. Estaba a la venta sí, pero no encontraba
comprador. Y no sólo por su elevado precio sino sobre todo, cuentan los
venecianos, porque nadie osaba desafiar la maldición que pesa sobre la
casa. Ahora, sin embargo, un valiente millonario estadounidense acaba de
atreverse a plantar cara al embrujo y ha comprado Ca’ Dario. ¿O es
posible que haya desembolsado ocho millones de euros por la casa sin
conocer su lúgubre pasado?, se preguntan muchos de los habitantes de la
laguna. Pero, por encima de todas, la pregunta que estos días corre por
toda Venecia es: ¿Volverá Ca’ Dario a imponer su maldición?
.
.
Los siglos pasaron y el inmueble siguió haciendo de las suyas a todo
aquel que osaba comprarlo. En el siglo XIX, por ejemplo, un estudioso
americano de Venecia llamado Radon Brown se suicidó entre los muros de
Ca’ Dario junto a su compañero, después del escándalo que se desató al
saberse que ambos hombres eran pareja. El Palacio pasó entonces a manos
del también estadounidense Charles Briggs, quien ante las habladurías
sobre su homosexualidad abandonó Venecia y buscó refugio en México,
donde su amante se quitó la vida.Pero la maldición llega hasta nuestros días. En 1970 el entonces flamante propietario del inmueble, el conde Giordano delle Lanze, fue asesinado en Ca’ Dario por su amante, Raoul, un joven marinero serbio de 18 años que le abrió la cabeza con una estatua de bronce. Tras cometer el crimen, Raoul huyó a Londres, donde a su vez fue asesinado.
Para entonces, la maldición de Ca’ Dario ya era de dominio público. Pero eso no evitó que Christopher Lambert, el mánager del grupo The Who, la comprara. Aunque quizás le hubiera ido mejor si no lo hubiera hecho. Poco después de adquirirla se cayó por las escaleras de la casa londinense de su madre, muriendo en el acto. El siguiente fue el hombre de negocios italiano Fabricio Ferrari quien, tras comprar la dichosa casa, murió endeudado hasta las cejas en un accidente de coche. La misma suerte que corrió el tenor Mario Del Monaco, que sufrió un grave accidente de tráfico que estuvo a punto de costarle la vida mientras se dirigía a Venecia para cerrar la compra de Ca’ Dario.
La casa pasa así a manos del financiero Raul Giardini, quien se quitó la vida en 1993, justo un día antes de que el grupo empresarial que dirigía se declarara en bancarrota. Desde entonces Ca’ Dario estaba abandonada. Hasta ahora, que ha sido adquirida por un millonario americano. ¿Se mostrará el palacio más condescendiente con él?
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