Lógicas premoniciones
En 1898 se publicaba en Nueva York un libro titulado “Futility”, de Morgan Andrew Robertson. En él se relataba el trágico hundimiento de un barco llamado Titan con una serie de características más que similares con el célebre Titanic, que correría la misma suerte 14 años después. Muchos han tomado estas similitudes como una de las premoniciones más claras que jamás se hayan escrito.Tantas eran las coincidencias entre ambos navíos que el libro fue reimpreso en 1912, después del desastre, en la “McClure Magazine”, con el título de The Wreck of the Titán (El naufragio del Titán), convirtiéndose en todo un éxito de ventas.
Titan Vs Titanic
1-El Titanic tenía una eslora de 269 metros. El Titán de 243,84 metros.2-Los dos buques estaban construidos enteramente en acero, con tres hélices y dos palos.
3-Ambos buques estaban considerados como insumergibles, debido a sus numerosos compartimentos estancos: 19 en el Titán, 16 en el Titanic. Ambos navíos disponían también de portalones estancos: 92 en el Titán, 12 en el Titanic.
4-Ambos estaban considerados como los barcos de pasajeros más grandes jamás construidos.
5-Ambos podían transportar cerca de 3000 pasajeros. El Titán iba al completo, el Titanic llevaba 2235 personas.
6-El Titanic tenía un desplazamiento de 66.000 toneladas. El Titán, 45.000. El peso bruto del primero era de 45.000 toneladas; el del segundo de 46.328.
7-El Titanic tenía 46.000 caballos de vapor. El Titán, 40.000.
8-Ambos buques llevaban un número insuficiente de botes salvavidas. El Titanic, 20; el Titán, 24.
9-El Titanic navegaba a 22.5 nudos cuando chocó contra el iceberg. El Titán llegaba a los 25 nudos.
10-Ambos buques iniciaron su viaje fatal en el mes de abril. En el relato de Robertson no se especifica el día.
11-Ambos navíos chocaron a proa con un iceberg.
12-Ambos navíos chocaron con el iceberg en torno a la media noche. En el caso del Titanic, la noche estaba clara y no había luna. En el caso del Titán, había niebla y brillaba la Luna.
13-Ambos navíos hacían la ruta entre Inglaterra y Nueva York. El Titanic había zarpado de Inglaterra hacia Nueva York, y era su viaje inaugural. El Titán hacía el recorrido inverso y completaba su tercer viaje de ida y vuelta.
14-Ambos navíos chocaron con el iceberg en puntos que se encontraban a pocos centenares de millas, el uno del otro.
15-Ambos navíos eran propiedad de navieras inglesas, radicadas en Liverpool, con oficinas en América, en Broadway, Manhattan. Los principales accionistas de ambos buques eran americanos.
La principal diferencia entre los dos desastres era que en el relato de Robertson murieron el doble de personas. En el Titanic perdieron la vida cerca de 1.500 personas, y en el Titán cerca de 3.000, sobreviviendo solamente 13 personas.
Robertson fue un conocido escritor americano, especializado en relatos de aventuras ambientadas en el mar. Su padre era capitán de buque, y él mismo, a los dieciséis años había entrado en la marina mercante, en la que permaneció durante diez años. Este profundo conocimiento de la vida del mar lo convirtió en uno de los autores americanos de relatos marineros más leídos de América. Murió a causa de un infarto en 1915, a los cincuenta y cuatro años. La semejanza entre los datos del Titanic y los del Titán, tal como he visto en la lista anterior, son tan sorprendentes que resulta fácil comprender que el relato de Robertson se haya podido presentar como una prueba de previsión paranormal. Según algunos parapsicólogos, existen muy pocas posibilidades de que se haya tratado solamente de puras coincidencias. ¿Pero hasta que punto eran tan poco probables tales semejanzas?
Ante todo se inventaría el buque de crucero más grande que se pudiera concebir en aquel tiempo. Y estando al tanto de los últimos hallazgos en la técnica de construcción naval, se imaginaría un barco más grande que cualquier otro que se hubiera hecho hasta entonces, pero siempre dentro de la capacidad tecnológica de la época. Gracias a los compartimentos y a las puertas estancas, el buque sería catalogado, sin duda, como imposible de hundir; y una convicción de este tipo posiblemente habría añadido ironía y amargura a la tragedia. ¿Cómo se llamaría a una supernave como ésta? Un nombre como Titán no resultaría, de ninguna manera, inapropiado.
El desastre debería tener lugar en periodo de paz y, por consiguiente, ¿qué hubiera podido hundir un buque tan monstruosamente grande si no fuera el choque con un iceberg asimismo enorme? Usted, naturalmente, sabe muy bien que todos los años distintos barcos se encuentran con pequeños icebergs en el Atlántico Norte, y que se han producido desastres que han involucrado incluso a trasatlánticos. En 1856, el Pacific se hundió por culpa de un iceberg; en 1897, el Arizona chocó contra un iceberg, pero logró llegar a Islandia, si bien con la proa destrozada; le sucedió algo similar a otros buques, como el Concordia, en 1907, o al Columbia, en 1911.
Una vez que usted hubiera decidido las características fundamentales de su historia, todos los otros detalles técnicos del buque se podrían establecer fácilmente. Además, usted sabe, por sus años de experiencia, que para causar el mayor daño posible a un buque, el choque con el iceberg debe producirse de lado y no frontalmente. De hecho, el propio Robertson escribe:”Si el impacto se produjera sobre una superficie perpendicular, la resistencia elástica de las paredes hubiera permitido que el choque no produjese a los pasajeros más daño que el causado por un fuerte golpe. El buque hubiera sido rechazado por la colisión, pero hubiera podido llevar a término el viaje a una velocidad más reducida; se hubiera podido reparar con el dinero de la compañía aseguradora y todo ello hubiera beneficiado, finalmente, su fama de indestructibilidad.”
Martin Gardner, concluye su estudio del caso subrayando que a la hora de la evaluación de las formidables coincidencias es necesario encuadrarlo en el más amplio contexto de las posibilidades combinatorias. Cuando se publican millares de historias referentes a desastres imaginarios – terremotos, incendios, aluviones, batallas, erupciones volcánicas, desastres en el mar, en tierra o en el aire- ¿no es probable quizás que alguno de ellos muestre sorprendentes paralelismos con auténticos desastres del futuro? El relato de Robertson es el mejor ejemplo conocido de una “probable improbabilidad” en el inmenso universo combinatorio de las posibilidades de la fantasía.
Londres, 16 de septiembre. La compañía White Star ha encargado a los grandes constructores navales de Belfast, Harland & Wolf, la construcción de un buque de crucero para el Atlántico que batirá todos los records de medidas y velocidad.
Ya ha sido bautizado con el nombre de Gigantic, tendrá una eslora de 213 metros, una manga de cerca de 20 metros y tendrá unos 45.000 caballos de vapor. Se calcula que podrá viajar a 22 nudos a la hora, con una velocidad máxima de 27 nudos. Tendrá tres hélices, dos sistemas como el Majestic y la tercera en el centro. Deberá estar listo para zarpar en el mes de marzo de 1894.
El Gigantic jamás llegó a ser construido, pero en la época en que Robertson escribió su novela, la White Star ya había realizado una serie de majestuosas naves: el Oceanic (1871), el Britannic (1874), el Teutonic (1889) y el Majestic (1889). Era una característica de la compañía el añadir siempre un “ic” al nombre. En los años siguientes se realizarían por la White Star: el Celtic, el Cedric, el Baltic, el Adriatic, el Olympic y el Titanic.
Por supuesto, todo lo expuesto son suposiciones y quizás nada de esto sea cierto, quizás Robertson, amante y marinero experto, no tuvo conocimiento de la actualidad naval de su época y todo lo descrito en su novela fue causa del azar destapando un poder psíquico desconocido hasta la fecha para él…
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