lunes, 1 de octubre de 2012

EL MANUSCRITO VOYNICH




Manuscrito Voynich



El Manuscrito:

Se trata de un manuscrito que parece datar de la Edad Moderna, de hace unos 500 años. En el libro de 234 páginas se puede ver, junto a varias ilustraciones, un texto escrito en un idioma perdido y con un alfabeto nunca usado en otro texto conocido. La mayor información sobre el manuscrito nos la ofrecen sus ilustraciones, que han podido dividirlo en seis áreas temáticas diferentes:
  • Botánica: Serían todas aquellas páginas en las que se muestran ilustraciones de plantas
  • Astronomía o Astrología: El grupo de páginas en las que hay ilustraciones de cuerpos celestes, sistemas planetarios y constelaciones.
  • Anatomía: Es una parte más enigmática, ya que todos los modelos anatómicos son femeninos, aunque parece que se trata de un estudio médico o biológico.
  • Cosmogonía o Cosmología: Las ilustraciones de esta parte muestran diagramas sobre lo que parecen ser mundos y mapas totalmente desconocidos.
  • Farmacéutica: Ilustraciones de material farmacéutico antiguo junto a ilustraciones de plantas y raíces, presumiblemente, medicinales.
  • Recetario: La estructura del texto e imágenes hacen pensar en que esta parte se trata de enseñar al lector una serie de pautas de conducta o recetas a seguir. Lo que no se sabe es qué fin tienen estas recetas.
El nombre del manuscrito proviene de Wilfrid M. Voynich, un farmacéutico norteamericano de origen ruso amante de los libros. El libro estuvo desaparecido varios siglos hasta que Voynich lo dio a conocer. Él contaba que lo consiguió en Italia, en la biblioteca de un colegio jesuita en 1912.
A pesar de las numerosas investigaciones que se han hecho sobre le manuscrito, poco se ha podido sacar en claro acerca de su origen y su objetivo. A día de hoy sigue sin saberse su significado y no se ha podido traducir el texto, lo que ha abierto multitud de conjeturas. Se considera que es un texto europeo, además de por haber sido encontrado en Italia, porque las ilustraciones muestran una estética que, según los expertos, corresponde a la Europa de la Edad Moderna.
Los investigadores, por tanto, siguen sin ponerse de acuerdo sobre este texto. De hecho no se ha consensuado algo primordial que daría muchos detalles sobre si el idioma que refleja el texto es real o una ficción, y es que no se sabe cuántos autores participaron en la redacción del manuscrito. Muchos se decantan porque había más de uno, por diferentes estilos caligráficos, pero hay quien duda de esta hipótesis. Incluso si tuviese varios amanuenses, no se podría determinar que estos conociesen el idioma y trabajasen de encargo. Eso sí, la opinión mayoritaria parece acordar que hubo, por lo menos, tres redactores.
Hoy en día se encuentra en la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale.


Voychinés:

Con el tiempo, al idioma que se ha utilizado para escribir el manuscrito de Voynich se le ha llamado voychinés. Es claro que sabemos muy poco de este idioma a falta de una piedra roseta o pruebas veraces que nos arrojen luz sobre el actual estado de las cosas. Lo poco que se sabe está inducido por el estudio del manuscrito.
Para poder facilitar el estudio del idioma voychinés, se ha creado una normativa, el convenio “European Voynich Alphabet” o E.V.A. (Alfabeto Voynich Europeo). Este convenio ha compilado las grafías del manuscrito y les ha dado un valor equivalente al alfabeto latino. Gracias a esto se ha permitido saber un poco más en el estudio del texto que nos ha revelado cosas como que el voychinés se escribe de izquerda a derecha. También se han determinado una serie de reglas ortográficas, aunque el texto no es lo suficiente extenso como para determinar reglas exactas. Según se puede determinar en el texto, las palabras son cortas, ninguna supera las diez letras.
Se ha creido determinar la estructura de las palabras del manuscrito. Al parecer las palabras están formadas por una raíz y una o dos desinencias que servirían para cambiar el valor gramatical de dicha raíz.

El alfabeto:
Alfabeto voynichés según la E.V.A.
Como ya hemos mencionado, al voychinés se le ha asignado un alfabeto fruto del estudio de los caracteres escritos en el libro. Según lo que se extrae del texto, las letras del alfabeto voychinés son entre 20 y 30, de pocos trazos y con algunos caracteres poco frecuentes. La E.V.A. ha determinado que el número de letras sea 25.

Conjeturas:
  • Código secreto: Los defensores de esta teoría creen ver en el manuscrito un código oculto, un secreto que se quiso encriptar con un alfabeto sólo comprensible por unos pocos. De ser así, lo consiguieron porque nadie ha sido capaz de descifrar todavía lo que quiere decir el libro, si quiere decir algo. Eso sí, no se ha podido saber tampoco quién pudo ser el autor.
  • Engaño: Se trata de un conjunto de símbolos al azar que simularían una escritura pero no tienen ningún significado. Aunque cuesta creer que alguien se tomara tanta molestia para nada, hoy en día lo único que hay es eso, un montón de letras sin parangón que están formando palabras incomprensibles para la humanidad.
  • Fue escrito por Voynich: No deja de ser una profundización en la teoría anterior. Muchos de los que se han acercado al manuscrito declaran no estar convencidos con la forma en la que el manuscrito salió a la luz de repente. La vida de Voynich tiene muchas sombras, y una podría ser esta.
  • Es una copia de otro texto La pregunta sería saber cuál. Si se encontrase ese texto se podría comparar y descifrar el contenido del libro. Hay quien ha querido ver muchas similitudes con un libro titulado “A little Herbal”, escrito en 1550 por Anthony Ascham.
  • Lengua no europea: Es una de las teorías mejor acogidas. Se trataría de una lengua no europea, posiblemente asiática (alguna lengua china, vietnamita, jemer, etc.), con una escritura inventada. Al parecer, los estudios realizados creen demostrar que las coincidencias estadísticas entre la estructura lingüística de las lenguas asiáticas y la presunta estructura del manuscrito son muchas. Siguiendo esta teoría puede ser que monjes conocedores de estas lenguas, pero no de su escritura, inventasen un sistema para transcribir en ese idioma.
La mayor parte de los recursos de investigación puestos en el manuscrito han ido destinados a intentar localizar un código oculto. Sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, donde muchos expertos fueron formados para encriptar y desencriptar mensajes en clave que no fueran descifrados por el enemigo. Los mejores criptógrafos trataron de investigar esta posibilidad con ningún resultado positivo. Se ha intentado optar por algún tipo de estas posibles codificaciones:
  • Cifrado con libro de códigos: De ser cierto, debería existir un libro al que acudir con el código incluido en el manuscrito. Lo cierto es que parece muy difícil que un texto de 234 páginas sea una compilación de códigos.
  • Cifrado polialfabético: Este tipo de cifrado se empezó a usar a mediados del siglo XV, por lo que coincide con la posible fecha de redacción del manuscrito. Hay teorías a favor y en contra de que el texto sea un código cifrado con este método, pero lo único cierto es que la investigación del mismo no ha tenido buenos resultados.
  • Cifrado visual: Según este método, se cambiarían las letras del texto original a cifrar por símbolos. Para que el cifrado fuese más complejo de descifrar, se introducirían símbolos de más que desorientasen al descifrador indeseable. Hay algunos estudios que han querido ver en esta teoría una explicación plausible. De hecho hubo un trabajo que aseguró haber descifrado parte del texto usando el hebreo como referencia.
  • Esteganografía: Este método de cifrado consiste en ocultar un texto dentro de otro texto que carezca de información útil. El famoso código B de la Biblia sería un ejemplo de utilización de este método de cifrado. Aunque el principal problema es que el texto principal, el que no está oculto, no tiene significado propio.


Indicios de que el texto es verdadero y no un fraude:

Gran parte de las investigaciones realizadas sobre el manuscrito han ido encaminadas a tratar de contrastar hipótesis que traten de determinar si el texto cumple ciertas probabilidades estadísticas que no cumpliría un conjunto de símbolos aleatorio. Parece ser que sí. La longitud de las palabras, el número de símbolos diferentes, la frecuencia de aparición de palabras iguales. Estadísticamente parece que podría ser un texto escrito en un idioma real.
Además, el texto cumple la ley de Zipf. Según esta ley que cumplen todos los idiomas, hay un número muy reducido de palabras que son las que más se emplean. Estadísticamente, en el texto hay una serie de palabras que se repiten a lo largo de todo el texto, cumpliendo esta teoría. Este podría ser un indicio de que el texto pone en el papel un idioma real ya que esta ley fue enunciada a principios del siglo XX y, obviamente, los que hicieron el manuscrito no pudieron cumplir premeditadamente esta ley y parece poco probable que la cumplan por azar.


Wilfrid Voynich:

El hombre que rescató el manuscrito de su olvido era, como hemos dicho anteriormente, un farmacéutico y químico ruso. Perteneciente a la minoría lituana, desde joven se implicó en política uniéndose a grupos independentistas polacos, lo que le causó la persecución ideológica. Tuvo que exiliarse a Londres donde se dedicó a traducir textos de socialistas continentales al inglés. Esto le permitió hacerse un hueco dentro del mundo del trasiego de libros, sobre todo aquellos de difícil hallazgo.
Esta profesión de compra-venta de libros “raros” es lo que le permitió adquirir el manuscrito. Su conocimiento de diferentes lenguas le hizo darse cuenta de que el idioma en el que estaba escrito el libro no lo había visto antes, así que intentó contactar con expertos para averiguar qué idioma era. Obviamente no encontró a nadie que supiese qué había detrás de ese texto.
Tras estallar la Gran Guerra decidió salir de Europa y empezó una nueva vida en EE.UU., donde continuó con su fructifero negocio de la compra-venta de libros.
Sus conocimientos farmacéuticos y químicos, así como su don de lenguas, han sido su mayor enemigo a la hora de acusarle como el creador de un presunto fraude. De ser el manuscrito un engaño, él tendría todas las papeletas, no sólo por ser el que lo sacó a la luz, sino porque precisamente gran parte del supuesto contenido del manuscrito trata temás para nada desconocidos por Voynich.

Leyenda sobre los propietarios del libro:

Como en tantos otros casos, cuando se desconoce la historia, los conspiradores se la inventan. O no. Se ha trazado una breve relación de antiguos propietarios del manuscrito, entre ellos Roger Bacon que se dice que pudo ser el autor del manuscrito. El libro se habría paseado por las manos de ilustres miembros de la nobleza centroeuropea hasta terminar en el colegio jesuita en el que, presuntamente, Voynich lo adquirió.

Conjeturas sobre el objetivo del libro

Las ilustraciones han sido la mayor fuente de teorías acerca de la temática que podría tratar el manuscrito. Obviamente, la primera parte plagada de plantas, parece ser un tratado de plantas medicinales. Lo cierto es que no hay un consenso a la hora de determinar algunas especies de plantas que salen en las ilustraciones, así que se ha llegado a pensar en plantas mitológicas.
Dentro del ocultismo, como es natural, se ha querido ver un auténtico tratado alquímico. Este tema tiene menos consenso ya que no se asemeja a otros libros de alquimia de la época. Sin embargo, sí que parece guardar la típica estructura de un libro de medicina de la época.
Obviamente, ante un libro de tal carácter enigmato, cualquier teoría ha visto un resquicio para asomarse. De hecho hay quien cree ver en las ilustraciones elementos totalmente desconocidos en la presunta época en la que se escribió. Así se han querido ver galaxias, células, espermatozoides, novas y un sinfin de teorías de toda índole. De ser cierto, supondría que el libro fuese un oopart. Aquí se puede observar el manuscrito entero escaneado para que podamos aportar más teorías con nuestra imaginación

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