Ocho de los demonios más famosos y temidos de las religiones del mundo
Cuando un alma bondadosa torna en una que ha sucumbida al pecado, los
demonios se presentan para invadir el cuerpo, la mente y el espíritu:
penumbra celestial.
Las religiones enseñan lecciones a través de parábolas que reflejan la bondad y el amor por el prójimo y por uno mismo, pero cuando el creyente se inclina por una vida pecaminosa, llena de sentimientos que lo aíslan de la dicha celestial, los demonios comienzan a realizar su trabajo en el alma de aquél que ha decidido alegar a favor del pecado. Estas entidades son representadas como malignas e indeseables siempre dentro de un paradigma maniqueo, sin embrago en muchos casos son el resultado de compleja combinación de un orden cósmico mitológico. Tan necesarias para la trama divina como las entidades luminosas (algunas de las cuales se transforman en demonios, según la creencia dominante y la agenda política).
Dybbuk
Encontrado
en el folclore judío, este demonio es el espíritu de un pecador que,
al no haber decidido permanecer en el inframundo, optó por penetrar en
el cuerpo y alma de una persona. Algunos casos documentan que para
liberar a un poseído de Dybbuk, es necesario que un rabino muy
preparado se arriesgue a liberar el alma en cuestión.
Nephilim
Goliath
no fue el único gigante en la Biblia. De hecho él era descendiente de
una raza de gigantes conocida como los Nephilim. Los teólogos dividen
la procedencia de estos demonios en dos: algunos creen que son hijos de
ángeles que se aparearon con mujeres de la Tierra; otros, que son
descendientes de Caín). Estos Nephilim han sido ligados por la moderna
teoría de la conspiración a los Anunnaki sumerios y a una raza
extraterrestre.
Preta
Son
seres únicos para creencias orientales como budismo, hinduismo y
sijismo. A diferencia de las religiones occidentales, estas almas en
pena son condenadas a vivir en un estado de insaciable y constante
deseo, particularmente el hambre y la sed. La creencia antigua dicta
que Preta, en visa, fue una persona avariciosa y con profundos
sentimientos de envidia.
En algunos templos budistas, los monjes se compadecen de estas almas en pena y colocan platos con comida y agua.
Rakshasa
En
las religiones occidentales, los demonios suelen tener un poder único
para atormentar a las almas pecadoras, pero en el caso del Rakshasa
diversos elementos se conjuntan para formar un ser capaz de cambiar de
forma, crear ilusiones y realizar fuertes poderosos hechizos. Ellos
tienden a tener garras tóxicas y a comer gente. Pueden aparecer en
diversas formas: totalmente hermosos o terriblemente despreciables y en
masa o en soledad.
Djinni
Este
demonio era muy diferente a como ahora lo representan. En vez de
conceder “buenos” deseos, Djinni es un ente que vive en mundos
paralelos, de acuerdo a textos islámicos. Están compuestos de llamas y
humo y son, con el ser humano, los únicos seres que poseen libre
albedrío. Las creencias afirman que Satanás fue originalmente un Djinni
llamado Iblis que cuando s negó a inclinarse ante Adán, Dios lo
expulsó del paraíso.
Abaddon
Tradicionalmente
los textos judaicos interpretaban a Abaddon como sinónimo de
destrucción. Más tarde, en los textos cristianos se personificaba como
un ser real, teniendo nombres como “Señor del pozo”, “Rey de las
langostas” y “Destructor”.
Según la creencia cristiana, Abaddon era originalmente el Ángel Muriel, quien reunió el polvo que formó a Adán.
Pishacha
Otro
tipo de demonio de las creencias orientales. El Pishacha es el
espíritu de una persona que cometió fraudes, adukterio, secuestro y
otros actos criminales. En otras entidades, puede cambiar de forma o
volverse invisible y poseer humanos haciendo que enfermen física y
mentalmente.
Los más escalofriante de Pshacha es su físico: ojos carmesí, piel negro obsidiana y un cuerpo repleto de enormes venas.
Vetala
Otro
demonio originario del lejano oriente. Vetala tiene una característica
que los distingue de sus hermanos: no posee a los vivos, sino a los
muertos. Una vez que ha decidido a su víctima, éste detiene su
conmposición y lo retorna a la Tierra una vez más.
A diferencia de los zombies, Vetala no
siente una afición por la carne humana, sino por perturbar a los seres
vivos a través de celos enfermizos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario