La Mussara, el paso a la villa del 6
Dentro
de la provincia de Tarragona, concretamente en el municipio de
Vilaplana, se encuentra Mussara, un pueblo completamente abandonado
desde la década de los cincuenta (unos sitúan ese abandono en 1951,
otros en 1956 e incluso los hay que lo hacen en 1959).
Para la mayor parte de
los turistas que se desplacen a la zona, éste emplazamiento solamente
será un lugar idóneo para realizar rutas y senderismo, puesto que se
encuentra rodeado por la Sierra de Monsant y las montañas de Prades.
Para otros pocos, su atractivo radicará en la leyenda que gira en torno a
él; la leyenda que lo convierte en el paso a la ‘villa del 6’.
Porque, según cuentan,
a pocos metros del pueblo hay un caserío junto al cual, se dice que hay
una piedra de gran tamaño que no hay que sobrepasar. Que todo aquel que
lo hace va a parar a la Villa del Seis, un mundo paralelo en otra
dimensión. Un sitio que se relaciona con lo maligno, por todo lo
diabólico que rodea al número 6 y por diversas desapariciones acaecidas
en la zona, a las que aún no se les ha podido dar una explicación.
Por ejemplo, a
mediados de los noventa, un ingeniero alemán que trabajaba por esa zona,
desapareció por completo durante tres horas. Cuando fue encontrado, no
recordaba nada. Lo mismo que un vecino que se perdió allí, para
reaparecer en EEUU sin que, al parecer, tampoco recordase nada
Pero la mayor
incógnita de todas la conforman los acontecimientos del 16 de octubre de
1991, cuando un grupo de cuatro amigos salió a recoger setas. Uno de
ellos, Enrique Martínez, se perdió, se desvaneció en el aire y, como en
el cuento de Caperucita, sólo se encontró su cesta con una
seta en un lugar llano (próximo a la piedra de Villa del 6) y su coche
aparcado con sus enseres en el interior.
Los amigos continuaron
buscándolo y cerca de la media noche, uno de ellos se sobresaltó al oír
cascos de caballos procedentes de la iglesia de San Isidro. Era
imposible, porque ésta se encarama sobre un precipicio. Fue hacia allí y
divisó dos seres semitransparentes ataviados con túnicas, y alguno más
en el interior de la iglesia. Dejó de verlos cuando intentó hablarles.
Su compañero no reapareció jamás.
Además, se comenta que
como en los famosos –precisamente por eso- pueblos de Belchite u
Ochate, la Mussara es uno de esos lugares en los que se han producido
hechos inexplicables, como, por ejemplo, que casi siempre se encuentre
rodeada de niebla densa. También, los que creen en esas cosas, dicen que
no es infrecuente ver allí luces extrañas y que se han escuchado
psicofonías más de una vez.
Brujería
Pero, según cuenta
otra leyenda, Mussara también está relacionada con la magia y la
brujería ya que, durante las guerras carlistas, soldados fueron a
desenterrar para fusilarlo, aún muerto, a un sanguinario capitoste, que,
tras morir se había enterrado en el cementerio de La Mussara. Parece
ser que se equivocaron y, debido a la espesa niebla del lugar,
desenterraron a una anciana bruja. Parece ser que el cadáver de la bruja
fue fusilado y que la maldición cayó sobre los soldados responsables.
Sean reales o no estas
leyendas, el lugar en verano se llena de turistas dispuestos a admirar
la belleza de la zona. Pero en los días grises y solitarios, la brujería
y los ritos paganos encuentran en ese hábitat su caldo de cultivo más
idóneo.
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