El enigmático islote de Es Vedrà
Hace
miles de años, el islote de Es Vedrà, de 385 metros de altura, formaba
una masa con la isla de Ibiza y al separarse quedó como un “centinela de
piedra” al que popularmente se le atribuyen propiedades de acumulación
de energía. Su irradiación magnética, a la que se compara con la emitida
por las pirámides egipcias, las piedras de Stonehenge o las estatuas de
la isla de Pascua, envolvería toda la isla.
Se
cree que su nombre procede de la presencia en la zona de un antiguo
pueblo indoario que más tarde dio origen a los ligures y los celtas. Se
ha sugerido que junto al peñón de Ifach y la costa sudoeste de Mallorca
forman una especie de “Triángulo de las Bermudas” donde las palomas
mensajeras se pierden y los ovnis se esconden en sus aguas. Para llegar
desde Ibiza hay que ir hasta la carretera del puerto de San Antonio,
frente a Cala d’Hort. El acceso al islote es exclusivamente por mar y en
embarcaciones privadas y con permiso. Es fuente de inspiración para
artistas y místicos de todas procedencias.
En
una de sus grutas vivió numerosos retiros espirituales el misionero
carmelita Francisco Palau durante el siglo pasado, en cuyas obras hace
referencia a extrañas visiones de seres de luz, que a la hora actual
podrían ser relacionadas con el fenómeno ovni. Existen también
testimonios documentados de marinos y pescadores que aseguran haber
visto pasar o navegar bajo sus embarcaciones extrañas luces entrando y
saliendo del agua. Inclusive hay quien defiende la teoría de que al ser
una pirámide natural que irradia energía, los ovnis se aproximan para
cargarse de dicha energía magnética o tal vez para esconderse en sus
profundas y tranquilas aguas.
El caso Manises.
En 1979, un avión Caravelle de la compañía TAE con 109 pasajeros, procedente de Salzburgo hizo escala en Mallorca antes de seguir rumbo a Las Palmas.
A medio camino y sobre las 23.00 horas, el piloto Francisco Javier
Lerdo de Tejada y su tripulación observaron una serie de luces rojas que
se dirigían hacia la propia aeronave provocando un gran nerviosismo en
la tripulación. El comandante pidió información sobre las extrañas
luces, pero ni el radar militar de Torrejón de Ardoz en Madrid, ni el centro de control de Barcelona pudieron
dar una explicación del fenómeno. Para evitar una posible colisión, el
comandante elevó su aparato, pero las luces hicieron lo mismo y se
colocaron a apenas medio kilómetro del avión. La imposiblidad de hacer
una maniobra para esquivarlas provocó que el comandante se viese forzado
a desviar su rumbo y aterrizar de emergencia en el aeropuerto de
Manises, en Valencia. Es la primera vez en la historia que un avión
comercial se ve obligado a aterrizar de emergencia debido a un supuesto
avistamiento ovni, ya que el objeto no identificado estaba violando todas las normas básicas de seguridad.
Las
luces detuvieron la persecución antes del aterrizaje. Tres formas no
identificadas fueron detectadas finalmente por el radar. El tamaño de
aquella forma luminosa fue calculado en unos 200 m de diámetro, y fue
observado por numerosos testigos. Una de las extrañas formas pasó muy
cerca de la pista de aterrizaje. Incluso se llegaron a encender las
luces de emergencia en previsión de que aquél fuera un vuelo no
registrado en situación de emergencia. Al día siguiente, sobre las 0.40 horas, un Mirage F-1 despegó de la cercana base aérea de Los Llanos en
Albacete con el objetivo de identificar el fenómeno. El piloto,
Fernando Cámara, capitán del Ejército del Aire, tuvo que aumentar su
velocidad hasta 1,4 mach para
finalmente distinguir una forma troncocónica que cambiaba de color,
aunque enseguida el artefacto desapareció de su vista. El piloto recibió
información sobre un nuevo eco del radar, que indicaba que un nuevo objeto, o quizás el mismo, estaba sobre Sagunto.
Cuando el piloto se acercó lo suficiente, el objeto aceleró y
desapareció de nuevo. Pero esta vez, los sistemas eléctricos del caza
fue fueron inutilizados. Finalmente, ocurrió lo mismo por tercera vez, y
esta vez el ovni desapareció definitivamente rumbo a África. Tras hora y media de persecución, y debido a la falta de combustible, el piloto tuvo que volver a su base sin resultados.
El caso no está cerrado y sigue siendo fruto de debates y todo tipo de explicaciones.
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