Un palacio de cuento de…
Lord Byron había visto ya gran parte del continente cuando escribió a
su madre desde Sintra y la llamó “quizá la más encantadora aldea de
Europa”. Hoy, el mismo clima fresco y agradable y el escenario donde se
encuentra el jardín que la convirtió en la residencia de verano favorita
de los reyes portugueses durante más de 500 años proporciona a los
habitantes de la ciudad y a los turistas un idílico descanso de la
calurosa y bulliciosa Lisboa.
Vista de Sintra desde la subida al castillo de Pena
Subiendo por una serpenteante carretera hacia el pico más alto,
se pueden contemplar las ruinas de una ciudadela árabe del siglo VIII,
el Castelo dos Mouros y, tras continuar un poco en nuestro ascenso, nos
encontramos con la verdadera maravilla de Sintra, el castillo de Pena.
Ruinas de la ciudadela árabe
Ante nuestros ojos se alza de repente un imponente castillo digno
de los mejores cuentos de princesas. Sus colores vivos destacan con
altivez sobre el verde de los frondosos montes que lo rodean y el azul
del océano que se divisa no demasiado lejos.
Todo el conjunto amurallado se encuentra conservado a la
perfección y fue declarado patrimonio mundial por la UNESCO en 1995.
Durante el paseo por el castillo, que fue construido por los árabes y
más tarde conquistado por D. Afonso Henriques, se pueden visitar con
tranquilidad todas las estancias y recovecos, algunas de ellas decoradas
hasta el más mínimo detalle tal y como estaban la última vez que fue
habitado por el último rey de Portugal. Las cocinas, la sala de baile,
los salones, las habitaciones… uno se transporta en un abrir y cerrar de
ojos hasta el siglo XIX para disfrutar de esta pequeña porción de
historia que, probablemente, es una de las mejor conservadas de la
península ibérica.
El castillo de Pena, que recibe el nombre por estar situado en la
peña más alta de Sintra, es lo más cercano que podemos estar a un
palacio de cuento de hadas.
Y si ya puestos, decidimos quedarnos a descansar en Sintra, podemos
hacerlo en el Palacio de Seteais, un lugar de ensueño del siglo XVIII
construido por el cónsul holandés en Portugal, con vistas a través de
viñedos y campos de naranjos hacia la bruma del mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario