miércoles, 14 de noviembre de 2012

LA CASA ENCANTADA DE ABANQUEIRO

qué fue de la casa encantada de abanqueiro  

Misteriosos ruidos mantuvieron en vilo un mes a cientos de personas

El sonido generado por el sistema de calefacción dio rienda suelta a la imaginación de los vecinos de Pili Alonso, que sigue viviendo en su hechizado hogar de Boiro

Misteriosos ruidos mantuvieron en vilo un mes a cientos de personas

Corría el año 1993 cuando Boiro saltaba a la palestra informativa por una noticia que rozaba lo paranormal: misteriosos ruidos nocturnos convertían a la vivienda de Pili Alonso en la casa encantada de Abanqueiro. Un mes estuvo esta vecina viendo como, cada vez que el sol se ponía, cientos de personas se arremolinaban a las puertas de su hogar para afinar el oído y tratar de percibir la presencia de fantasmas u otros espectros. Pese al interés que pusieron los curiosos, ningún espíritu se dignó a aparecer por el lugar y todos recibieron con desaliento el desenlace: los extraños sonidos eran fruto del sistema de calefacción.
A Pili Alonso que, como es lógico sigue viviendo en aquella hechizada casa en compañía de sus dos hijos, le cuesta mucho recordar la insólita historia. No porque se haya borrado de su mente, ni mucho menos, sino porque las imágenes que se le vienen a la cabeza son muy poco gratas. Ella, su familia y su hogar se convirtieron durante aproximadamente un mes en centro de atención y de atracción para centenares de curiosos que ansiaban encontrarse cara a cara con el más allá a través de los fantasmas. Pese a que han pasado quince años desde que se convirtió en protagonista de una de las noticias más relevantes de la época en Barbanza y que incluso tuvo repercusión a nivel nacional, la vecina de Abanqueiro aún no se explica hoy cómo empezó a formarse aquella bola de nieve que alcanzó dimensiones insospechadas: «Cada vez que ía para a cama escoitaba ruídos que eran como pequenos estalidos. Eu daquela xa traballaba na fábrica de conservas e comenteille o tema ás compañeiras e aos veciños. Foron eles os que fixeron o resto».
Curiosidad en aumento
La historia fue pasando de boca en boca y, como es habitual en estos casos, fue transformándose, sazonada con unas gotas de exageración y los chorros de imaginación que cada uno iba aportando. Así las cosas, un buen día, un grupo de boirenses se apostaron a las puertas de la vivienda de Pili Alonso con el ánimo de curiosear y ayudarla a descubrir el secreto que se escondía tras los misteriosos ruidos.
Este grupito fue en aumento y, con el paso de las jornadas, se convirtió en un conjunto integrado por cientos de personas que la protagonista de esta historia recuerda como si de una auténtica multitud se tratara: «Non sei dicir canta xente chegou a haber aquí, pero lembro que cada noite había máis». Más y de lugares más distantes, de Barbanza, de Galicia e incluso de otras comunidades. Y en apenas una semana, a los curiosos se añadieron periodistas de medios de comunicación de ámbito autonómico y estatal, algo que en aquella época solo ocurría cuando se trataba de noticias muy relevantes. Al grupo de fisgones llegaron a sumarse incluso varios expertos en fenómenos paranormales. Pili Alonso, quien sostiene que en ningún momento llegó a creer en la presencia de fantasmas en su vivienda, recuerda que dejó que uno de aquellos especialistas pasara una noche en su hogar, él y el aparato que utilizaba para captar las psicofonías. Pero su intento por grabar las voces de los muertos cayó en saco roto: «Que va, díxome que non había nada de nada».
Final insospechado
Poco a poco, la mágica historia que se había ido construyendo en torno a la que ya era conocida como la casa encantada de Abanqueiro fue perdiendo fuerza. El padre de Pili fue el encargado de descubrir el verdadero origen de los misteriosos estallidos: «Era tal a película que se montaba aquí cada noite, que meu pai veu pasar uns días con nós. El foi o que se deu conta de que os estalidos procedían xusto da parede pola que pasaban as tuberías do sistema de calefacción e que se producían cando estas enfriaban e recuperaban a súa forma orixinal, despois da dilatación propiciada pola calor».
Pili Alonso recuerda ahora toda aquella historia con cierta gracia, pero asegura que en su día, lo pasó francamente mal: «Non porque eu crera que a miña casa estaba encantada, que non era así, senón porque apenas me deixaban entrar e saír dela con normalidade».

ARTÍCULO DE MARAVILLAS DE GALICIA:http://www.productosgallegosartesanales.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario