La procesión de Santa Marta de Ribarteme
Exvotos vivos para agradecer haberse salvado de la muerte.
Desde hace más de cinco siglos, (la primera noticia que se tiene de
esta romería es en 1700, cuando ya estaba tan consolidada como para que
los romeros aportaran el dinero necesario para reparar el templo) miles
de peregrinos se convocan junto a la imagen de Santa Marta, en el templo
de San Xose de Ribarteme (parroquia de San José de Ribarteme, concello de As Neves, provincia de Pontevedra, Comunidad de Galicia), para participar en el llamado a romaxe dos cadaleitos, la romería de los ataúdes.
En ella, aquellos que han sido salvados de la muerte por la santa,
salen en procesión dentro de sus propios ataúdes vestidos con sus
mortajas, los que habrían ocupado eternamente bajo un campo de malvas de
no ser por ella. Portados por sus familiares, que dan las gracias por
llevar a un vivo y no a un muerto dentro.
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Esta romería se celebra todos los años el 29 de julio en honor a
Santa Marta, abogada de los que están en peligro de muerte según la
tradición cristiana, ya que ésta era hermana del resucitado Lázaro. A
los ocupantes del féretro se les llama “los ofrecidos”
El periódico The Guardian, considera a esta romería el
segundo “festival” más raro del mundo. Lo denominan el festival de las
experiencias cercanas a la muerte. No sé cuál es el primero.
Una vez finalizada la misa, las campanas de la iglesia comienzan a
sonar y los féretros se dirigen hacia el cementerio cercano desde donde
regresan en procesión hasta el punto de partida, mientras la gente canta
las salmodias “Virxen Santa Marta, estrela do Norte, traemos-che os que viron a morte”.
La imagen de Santa Marta, que acompaña a los féretros durante la
procesión, lleva la mano derecha alzada en señal de protección hacia
aquellos que han conseguido escapar de la muerte, a lo que contribuyen
los fieles aportando diversas ofrendas monetarias.
Este año, estrenan la nueva imagen de Santa Marta, colocada en la
iglesia hace apenas unos días y que sustituye a una anterior de yeso,
más entrañable y menos lujosa
Los que no quieran ir dentro de un ataúd, pueden
peregrinar andando, vestidos con una especie de mortaja hecha de gasa
blanca, un bastón de peregrino y una vela.
La procesión da varias vueltas al santuario de San José, donde se encuentra la santa y pegado a él, el cementerio.
En A Pobra do Caramiñal, se celebra una procesión parecida, llamada la procesión de la mortajas.
Esta foto es de 1965, y aunque ahora pueda impresionar ver un féretro
de niño llevado por niños, antes era muy normal que participaran niños
en la procesión, de hecho, yo estuve a punto de participar en la de
Santa Marta, vestidita de blanco dentro de mi blanco ataúd, para mi
abuela, gallega, era una tradición, mi madre no tenía ninguna gana de
verme dentro de una caja de pino después de que me librara de estar para
siempre en una. Y a mí el blanco no me gustaba, pero me hacía ilusión.
Aunque normalmente, el féretro infantil está cerrado y vacío, lo porta
el niño como ofrenda.
Galicia y sus tradiciones son mágicas. En ningún momento te dejan indiferente.
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