San Campio de lonxe, también contra el demonio
El más famoso San Campio de Galicia es el de Entíns-Serra
de Outes-A Coruña (8), ya que allí se realizan ritos contra el
'meigallo' y se luchaba contra el demonio, ya que era uno de los
santuarios, junto con O Corpiño (49), al que acudían personas que se
creían o a las que se les consideraba endemoniadas con el fin de quitar
al maligno del cuerpo. En la parte trasera del altar de la iglesia de
San Orente de esta localidad está la reliquia más importante de este
santo soldado romano. Se trata de un cuerpo de cera que contiene en su
interior sus huesos, según la tradición. Pero no todos.
San Campio de lonxe |
Hoy visitamos San Campio ‘de lonxe’, en la parroquia de Figueiró, municipio pontevedrés de Tomiño. “Un santuario cinco estrellas”, ya que todo está impecablemente cuidado y el visitante tiene, además de los servicios religiosos que puede encontrar en cualquier otro santuario, un albergue para peregrinos, un museo, merenderos cubiertos, asadores... todo lo necesario para un día de esparcimiento y oración.
Les decía que no todos los huesos están dentro del cuerpo de cera de la iglesia de San Orente, ya que, entrando en el templo de San Campio de lonxe, al fondo a la izquierda, en un nicho en la pared, se encuentra un pequeño trozo de hueso del soldado romano, guardado en un relicario.
Reliquia de San Campio de lonxe |
El San Campio de Tomiño también tiene fama de
combatir al demonio. En todas partes de la iglesia hay citas
relacionadas con el maligno, con sus tentaciones para la creencia
cristiana y –no por casualidad- el sacerdote que regenta el santuario es
uno de los pocos de Galicia que practica exorcismos con alguna
frecuencia.
Los días de fiesta se puede ver cómo numerosos fieles besan y frotan sus pañuelos sobre una imagen yacente del santo, mientras que algunas madres ‘presentan’ a sus bebés a San Campio. En todo caso, el "de lonxe" también curaba el "ramo cativo" y a los endemoniados.
Los días de fiesta se puede ver cómo numerosos fieles besan y frotan sus pañuelos sobre una imagen yacente del santo, mientras que algunas madres ‘presentan’ a sus bebés a San Campio. En todo caso, el "de lonxe" también curaba el "ramo cativo" y a los endemoniados.
En las numerosas dependencias del santuario hay incluso básculas para
quienes ofrecían al santo su peso en sal, centeno o trigo; una sala con
numerosas ofrendas de cera, venta de libros con la historia del
santuario, folletos, estampas y otros muchos "servicios".
Una mujer pasa un pañuelo pro la imagen de San Campio |
Sala contigua con exvotos de cera y velas |
Cómo llegar:
Desde la carretera que une Tui y A Guarda, a unos 14 km de Tui, está
correctamente señalizado el desvío hacia la derecha que conduce al
santuario
Los exorcistas gallegos advierten que las posesiones van en aumento
Tanto José Luis Portela como José Donsión
aseguran que juegos como la ouija «ábrenlle a porta ao mal» y señalan el
peligro que conllevan las prácticas espiritistas
No, no se extrañen: hay rincones de Galicia, en
especial aquellos en los que el mundo de los vivos convive con el de los
muertos, en los que el crepúsculo es más dado a misterios que a
silencios. He aquí un ejemplo: mientras cae la noche, cuando la luz del
día se va desvaneciendo y José Luis Portela, el párroco del santuario de
San Campio, relata, a través del teléfono, su experiencia como
sacerdote dedicado a aliviar el dolor de quienes dicen estar posesos; su
voz, siempre tranquila, llega al auricular rodeada por los gritos de
alguien que, muy cerca de él, emite unos indescriptibles alaridos. Unos
sonidos que casi no son palabras, y que parecen nacer del mayor de los
sufrimientos. «É que hoxe aínda teño xente na igrexa», comenta el
sacerdote, como restándole importancia a los alaridos.
Y entonces, al ser preguntado por la natureza de
las voces que se escuchan junto a él, explica, con evidente pena, que la
persona -de edad difícilmente imaginable en función de lo que sale de
su garganta- que emite esos chillidos, «ata agora mesmo estaba
tranquila, pero púxose así ao escoitar que estabamos falando de cousas
destas». En ese momento uno se disculpa, como es lógico, por
interrumpirlo en plena faena. Y él, siempre amable, tras retirarse del
auricular unos segundos para tranquilizar a quien grita de esa manera,
regresa al teléfono respondiendo que no nos inquietemos, que nada de
inhabitual hay en ello, y que él está allí «para atender á xente». Dice
Portela que cada vez le llegan «máis casos» a su iglesia. Algo que él
atribuye a la creciente «descristianización da nosa sociedade», y en
especial a que «estanse rexeitando os símbolos relixiosos, e a xente
deixa de levar no peito unha cruz, ou unha medalla da Virxe, que te
protexen, para poñer en cambio colgantes cos que buscan a sorte,
amuletos ou adornos que son diabólicos moitas veces».
Al cura le preocupa especialmente que «os bancos
das igrexas estén medio baleiros», que de los templos falten sobre todos
los jóvenes y los niños. Y le inquieta, sobre todo, el aumento de las
prácticas espiritistas. «É moi bonito -dice, irónicamente- ver cómo se
move un vaso». O cómo recipientes «cheos de auga» se «levantan da mesa»,
desafiando a las leyes de la física. Pero quien hace eso, comenta el
exorcista, está abriéndole las puertas al mal. Juegos como los de la
ouija, dice este sacerdote, atraen hacia quienes los practican «o
influxo diabólico», que puede acabar, cuenta, en una «posesión».
«Rexeitan ao sacerdote»
En su santuario, en el San Campio de Lonxe, en
Tomiño, Portela recibe a «unhas trinta persoas diarias por semana, e os
domingos ata 150». Sostiene que las posesiones están multiplicándose.
«Os que están posuídos -explica, ante la insistencia del periodista-
rexeitan os símbolos relixiosos, rexeitan ao sacerdote que lles impón as
mans e din que lles queiman, falan linguas que descoñecen...». El
exorcista los invita, ante todo, a acercarse a Dios de nuevo, pero
advierte que «despois de chamar polo demo, botalo non é sinxelo». Habla
de «chamar polo demo» porque no cree en las posesiones nacidas «da
casualidade». Dice que al diablo, para que venga, «haino que invocar».
A veces lo hacen, señala, quienes acaban siendo
poseídos. «E ás veces outros...». Y exactamente de la misma opinión es,
por cierto, José Donsión, el cura del santuario de Nosa Señora do
Corpiño, en el municipio de Lalín, templo de imponente aspecto que con
el de San Campio comparte a día de hoy -antaño tuvieron una relevancia
semejante templos como los de Moneixas...- la capitalidad de la
geografía exorcista gallega.
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