lunes, 14 de enero de 2013

LAS VOCES DEL INFIERNO

Las voces del infierno


En la década de los 80 un grupo de científicos geológicos creyó haber llegado hasta las mismas puertas del infierno. El lugar, un punto indeterminado y silenciado en las inmensas llanuras de Siberia. El director del proyecto Docto Azzacov pronunció en una posterior rueda de prensa lo siguiente: “la información y los resultados que hemos recolectado es tan sorprendente, que estamos sinceramente preocupados, respecto de la naturaleza de lo que hemos encontrada allí abajo.”


El equipo del doctor Azzacov se encontraba realizando trabajos de prospección geológica cuando al llegar a 14,4 kilómetros de profundidad bajo la corteza terrestre escucharon lo que les pareció gritos humanos que procedían de aquél abismo. Quedaron muy impresionados y en su posterior informe afirmaban haber podido escuchar angustiosos gritos y lamentaciones de personas.


“Después de haber excavado varios kilómetros bajo la superficie de la tierra, el taladro comenzó a rotar rápidamente, más rápido de lo normal” -dijo Azzacov-. “Solo había una explicación, y era que habíamos dado con un hueco. La segunda sorpresa vino con las lecturas de la temperatura ya que los cálculos arrojaron que ahí abajo existía una temperatura por encima de los 1.100 grados Celsius (por encima de los 2.000 Fharenheit), se trataba de un verdadero infierno escondido bajo la superficie de la tierra”.
A continuación se produjo otro descubrimiento que al parecer fue el de más impacto. Tanto fue así 


que decidieron parar en aquél momento los trabajos y efectuar consultas, ya que al intentar escuchar los movimientos de la tierra mediante aparatos de precisión y de alta sensibilidad colocados estratégicamente en diversas partes de la galería, lo que consiguieron escuchar y grabar los dejó mudos y blancos de terror.
“Aunque al principio creímos que se trataba de un fallo de nuestro equipo, tras unos ajustes comprobamos que el sonido provenía del interior de la tierra y verdaderamente no podíamos creer lo que oíamos. Se trataba de voces humanas, gritando de dolor.  A veces el sonido de una era bien discernible, aunque se podían escuchar mientras, miles en segundo plano, gritando con gran sufrimiento”.
“Tras este desagradable descubrimiento alrededor de la mitad de nuestro equipo se dió de baja. Afortunadamente, sea lo que sea que esté ahí abajo, ahí se va a quedar…”

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