Enigmas y misterios de villa de Noia

Perdido entre las rias, pero de obligado paso para los peregrinos compostelanos, cuenta con infinidad de leyendas que resaltan la bella cultura gallega

Villa de Noia es un municipio costero de la provincia de A Coruña, en Galicia, y disfruta de un entorno bellísimo que se comprende entre la Ría de Muros y la de Noia, extendiéndose por un área total de 37,21 kilómetros cuadrados.

El clima característico de Galicia y una orografía muy variada hacen de sus tierras un lugar de gran riqueza tanto zoológica como fitológica, en especial para las especies autóctonas de Galicia como los percebes.

Leyendas milenarias

Pero lejos de riqueza natural que rodea a la pequeña villa, Noia cuenta con una serie de leyendas y misterios que se remontan siglos atrás en la historia del enclave y que han hacen de la villa un punto de interés, no solo para los peregrinos del Camino de Santiago, sino para todo aquel interesado en los misterios ancestrales.

De esta forma, podemos decir, que una de las leyendas más ancestrales de la villa es la que da fruto al propio nombre de la villa. Según parece, el nombre de la villa deriva directamente de los descendientes de Noé.
Según esta leyenda, Noé arribó a estas tierras tras retirarse las aguas del diluvio, tras lo cual, el arca fue escondida en el cercano monte de Barbanza, también conocido como monte Mazaricos. De hecho, la leyenda cuenta con detalles, que Noé planto sus primeras vides en la ladera de dicho monte.
Al respaldo de esta leyenda, se halló, en tiempos remostos, una lápida en la cual rezaría unas frases de Noelia, nieta del patriarca, y que no haría otra cosa más que reforzar la leyenda. De hecho, la leyenda ha calado tan hondo, que el escudo heráldico de la villa contiene en el centro, como única representación, la imagen del arca de Noel junto con la paloma y la rama de olivo.

Misteriosas iglesias

El auge e importancia que Noia experimento durante la Edad Media, por su cercanía con Santiago de Compostela, conllevaron la creación de las dos iglesias; Santa María a Nova y San Martiño, que a día de hoy, aun se pueden visitar.

La primera de estas iglesias, declarada monumento histórico-artístico nacional, está rodeada por un extraño cementerio gótico, supuestamente construido con tierra traída de Palestina, está compuesto por unas 600 lápidas de las cuales 30 de ellas están dentro de la iglesia.
Sin embargo, destaca la singularidad de dicho cementerio, ya que la gran mayoría de estas lápidas, junto con los escudos heráldicos que se solían poner en estas lápidas, aparecen otra serie de simbología que los investigadores han asociado con la labor que desempeñaban en vida aquellas personas.
Según parece, entre todas estas, destaca una lápida en la que se puede ver un guerrero empuñando una espada y que conlleva una leyenda asociada. Esta leyenda narra que el susodicho guerrero, conocido como el caballero Armero, fue quien mató a la bestia que habitaba en el cementerio.
Por su parte, la iglesia de San Martiño, fue inaugurada en algún momento de 1434, momento en el cual parece forjarse también una nueva leyenda, ya que, aunque existe una clara intención por parte del creador de hacer una fachada simétrica compuesta por dos almenas, solo existe la almena de la izquierda (vista frontalmente).
Surge una nueva leyenda por la cual todo aquel que trate de acabar la torre, sufrirá terribles consecuencias. Y parece ser que la leyenda se hizo realidad cuando, el 16 de febrero de 1973, el joven cineasta y director, Claudio Guerín, se precipita desde lo alto del campanario.
Según parece, para el rodaje de su largometraje “La Campana del Infierno” quería que, aun de cartón piedra, la iglesia tuviera la segunda torre terminada. Según parece, el director subió a la torre para comprobar las labores que se estaban llevando a cabo momento en el cual, se precipita al vacio.
La ambigüedad de las hipótesis que se plantearon tras investigar el caso unido a la leyenda que pesaba sobre la iglesia, no hicieron más que acrecentar el temor y afianzar el mito de que aquel que ose terminar la torre sufrirá terribles consecuencias.
El sitio donde impactó el joven director es aún hoy recordado por una pequeña cruz grabada en el suelo en el punto exacto donde Claudio encontró su trágico final.

Petroglifos ancestrales

De lo que a los investigadores no le cabe ninguna duda es de que el área de Noia siempre ha tenido personas por sus alrededores. Prueba de ello es, sin duda alguna, la existencia de cientos de petroglifos (grabados en roca) que se diseminan por toda la zona.
La mayoría de ellos son representaciones rupestres, pertenecientes a la edad de bronce, representando toda suerte de animales así como representaciones de las diferentes facetas del hombre.
Junto con las lápidas, la aparición de los petroglifos hace resaltar la larga tradición que este gallego pueblo tiene con los canteros y denotando la gran afinidad que este pueblo ha sentido desde antaño con la propia tierra.

Conclusión

Todo amante del misterio reconocerá a Galicia una larga tradición con la brujería, el esoterismo y el misticismo que le han valido el sobrenombre de tierra de Meigas o tierra de brujas.
Gracias a esta tradición, alimentada en muchos casos por los cientos de peregrinos que recorren los viejos caminos, han hecho que muchas de las leyendas de antaño lleguen hasta nuestros días cargadas de fuertes halitos de misterios.
Ciertamente, Noia, con su idílica localización en la Costa Da Morte, donde en algún momento la mundo se acababa y el sol se sumergía en el mar, ha sido una de las guardianas de mitos y leyendas antiquísimas que han resistido al olvido dando ese halo de misterio tan característicos en tierras gallegas.

 

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