Terror en el pueblo fantasma
La pequeña localidad, en la que viven solo cinco vecinos, recibe miles de visitantes
En la representación participan 120 personas, entre nativos y vecinos de localidades cercanas |
- Lisardo (74 años), en su papel del cura exorcista, en el que se vuelca durante dos noches consecutivas cada año. Fotos pablo araú
A los pies del macizo central ourensano, el
impresionante paisaje y la tranquilidad que se respira en el pequeño
pueblo de Chaioso se confabulan para inundar de paz al visitante más
estresado. Solo los pájaros, jugando entre las copas de los árboles,
alzan la voz en este rincón del concello ourensano de Maceda en el que
viven habitualmente cinco vecinos, todos ellos ya jubilados. Pero este
entorno idílico se transforma una vez al año.
Las calles, a oscuras, se llenan de extraños
ruidos: aullidos de lobos, gritos desgarrados, letanías a media voz,
sonidos de motosierras... Escapar es imposible y cualquier intento de
refugiarse en un pajar, en una bodega, o en el bajo de alguna casa, es
una aventura peligrosa. Las escenas más estremecedoras que todos
recordamos de los grandes momentos del cine de terror, o de las viejas
historias de miedo, cobran vida ante nuestros ojos.
De vuelta al exterior, la cabeza despellejada de
un carnero cae de no se sabe dónde, salpicando de sangre su alrededor.
El que lleva la motosierra se hace visible. No es uno, son tres. Toca
escapar, pero la huida es corta. La Santa Compaña, el aquelarre con sus
meigas y los inquietantes zombis obligan a sujetar los nervios para no
contagiarse de la histeria de los compañeros más sensibles. A estas
alturas ya ni el amable vecino que en la entrada se hizo cargo del grupo
y lo guía por el terrorífico pueblo de escena en escena -o de trampa en
trampa- parece alguien de fiar.
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